lunes, 17 de octubre de 2016

Nápoles: no sólo pizza

Visitar Nápoles es toda una experiencia. Puede que algún viajero tiquismiquis diga que es una ciudad muy sucia. En realidad, está bastante más limpia que Roma, pero los edificios están en peor estado y eso da un aspecto de dejadez y suciedad que nada tiene que ver con las aceras.

Fotos Carlos Tejero
El motivo puede ser por que, en estos imponentes palacios conviven personas de toda clase social, del muy rico al casi pobre, y poner de acuerdo a tan variopinta comunidad de vecinos tiene que tener su injundia.
Otro motivo es que, si se observa, los mejores edificios son previos a la unificación de Italia y por mucho que la glorifiquen los mismos napolitanos, la unificación no fue ningún chollo para esta región. El gato al agua de la economía portuaria se lo llevó Génova a detrimento de Nápoles


Lo mejor de Nápoles son los napolitanos. En su inmensa mayoría es gente cordial, amable y con un gran sentido del humor. 
Por ejemplo: en una ocasión estaba en la estación Circumvesubiana y una señora le pregunta a un empleado de las ferrovías " Torre del Greco?" y él contentó todo serio "Ê sempre lì" (sigue allí).

Pateando la ciudad:

Spaccanapoli 
Es el decumano inferior, recuerdo del urbanismo de la época griega. Hay que recordar que Nápoles fue fundada por los griegos "Nea Polis"
Comprende varias calles. No busquéis una calle que se llame así en el mapa porque no existe.
Empieza en la Piazza del Gesu Nuovo y continúa por Benedetto Croce, atraviesa Piazza de San Domenico Maggiore, Piazzeta Nilo (dónde está el bar con el altar a Maradona)  y el Largo Corpo de Napoli. La parte central es la Vía de San Biagio dei Librai y concluye en la Vía Giudeica.
Vía San Gregoria Armeno
Es una calle paralela a Spaccanapoli y es muy curiosa porque está llena de tiendas que venden toda la parafernalia necesaria para hacer un belén espectacular. Tanto si os gustan los belenes, las miniaturas, como la artesanía, esta calle no tiene desperdicio.
Lungomare Via Caracciolo

Es imposible estar en Nápoles y no dar un paseo por el golfo. Podemos considerar el principio en en Maschio Angioino, una mole impresionante, y seguir paseando hasta Castel dell'ovo. Monumento que toma el nombre de un mito. Se cuenta que el poeta Virgilio regaló a la ciudad un huevo mágico que les libraría de todo mal, y en este edificio se conservaba.

En realidad, esta construcción es bastante más antigua. En la época griega edificaron algo, ya que se consideraba que fue, en esos escoyos, donde fue a parar el cuerpo de la sirena Partenope, que desesperada por no haber hecho caer en sus redes a Ulises (el de la Odisea) se suicidó.
De esta primogénita construcción no queda nada ya que en época romana el famoso general Lucio Licinio Luculo, se hizo un palacete que, conociendo sus gustos tenía que ser espectacular. 
Luculo sigue siendo sinónimo de exquisito y no es de extrañar ya que este personaje introdujo la piscifactoría, la cereza y el albaricoque entre otras cosas. 
Tampoco queda rastro de semejantes lujos y ahora se puede visitar una mole medieval que sigue manteniendo su mágico encanto. 
Es el sitio ideal para una cena romántica o para tomarse unas copas. Considerando siempre que en Italia, en general, no te van a dar un buen cubata, ni gin tonic, ni nada que se parezca a lo que estamos acostumbrados.
Mercadillo de Poggioreale
Está a un paso del Corso Umberto I y es el más famoso de Nápoles está abierto desde las 9 hasta las 15.00 y se puede encontrar de todo, desde antigüedades hasta ropa, sobre todo para chico. Hay muchos chollos.
Si os interesa ver la vida cotidiana de los napolitanos no os perdáis el mercado del pescado que está en Porta Nolana, a un paso de la estación Circumvesubiana, con un aliciente añadido, allí está la Trattoria da Giovanni. Un sitio de aspecto pocho en dónde sirven los mejores espaguetis con almejas que podréis tomar en toda vuestra vida. Y encima barato.
Galerías
Hay dos galerías que merece la pena visitar, la primera, en la via Toledo a un paso de Piazza Plebiscito, del Teatro San Carlo se llama Galleria Vitorio Emmanuele y es una preciosidad. Tengáis hambre o no, es fundamental comer un cannolo de la pastelería Lucy que está justo a las puertas. 
Una experiencia casi mística. También merece la pena las sfogliatella riccia o los babás que son más típicos de Nápoles, pero los cannoli que venden allí se los sueñan en Sicilia. 
La otra galería está a un paso del Museo Nazionale di Napoli y está dedicada a otro rey de Italia, Umberto I. Hace unos años era literalmente un vertedero, ahora la están recuperando. 
Comer en Nápoles
A parte de la trattoria y la pastelería que ya os he mencionado, parece imprescindible tomarse un autentico café napolitano en la cafería Gambrinus que está en Plaza Plebiscito. Es un local precioso y de mucho lujo.
La pizza la inventó un cocinero real napolitano (Rafaelle Esposito) para la reina Marguerita de Saboya con los colores de la bandera italiana: el rojo del tomate, el blanco de la mozzarella y el verde de la albahaca. 
Este plato se lo toman muy en serio en esta ciudad, así que podéis comerla en cualquier parte con la certeza de que va a ser exquisita. Un consejo: siempre con mozzarella de búfala. 
Mi restaurante favorito es el 7 soldi (sette soldi), en el Vico Tre Re, una bocacalle de Via Toledo, en el barrio español (Quartieri Spagnoli).Allí tienen unos buccanttini ai frutti di mare o unos spaghetti 7 soldi que mandan a paseo a la operación bikini de por vida. El precio es mucho más que razonable y el personal es muy amable. 
La pastelería napolitana es excelente. A parte de los babás, de las sfogliatelle y los cannoli, una cosa que hay que probar son los croissant rellenos de pistacho. Son dulces (nada que ver con nuestro pistacho salado) y si vais en Semana Santa, la Pastiera, un pastel relleno de ricotta que tiene su origen en ciertas fiestas paganas en honor a la diosa Cerere.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Los 50 años del vino de San Gimignano



Se cumple en 2016 50 años de la DOC

El Vernaccia de San Gimignano es un vino blanco, parecido al Rueda, si es que se pueden comparar los vinos, que este año cumple sus primeros 50 años de la denominación de Origen.
Como en Italia, la promoción de sus caldos se la toman muy en serio, el consorcio de productores ha organizado una anteprima el 14 y 17 de febrero en el Museo de Arte Contemporánea de esta localidad.
El evento lo pagan los 38 productores de este vino que han abierto el monedero y han invitado, en primer lugar, a los mayores compradores de vino a nivel nacional e internacional y en segundo lugar a más de 200 periodistas acreditados de todo el mundo.

Naturalmente, no esperan que esta iniciativa les dé beneficios inmediatos en las ventas de esta añada, que por otra parte, se espera excelente, lo hacen para crear marca que es algo que los italianos saben hacer muy bien.
Una inversión impresionante, si se considera que una botella de vernaccia puede costar de 6 a 20 €.

Conocer San Gimignano, el Manhatan de la Edad Media

San Gimignano es otro de esos lugares llenos de encanto que merece la pena visitar cuando se viaja por la Toscana. 
Está a una hora de Florecia, y a una hora de Siena, así que puede ser una parada más relajada entre una y otra ciudad.

Los orígenes son legendarios, como en casi todas las ciudades italianas. En este caso, parece que dos hermanos (igual que en Roma lo hicieron Romulo y Remo) son los protagonistas de la historia. 
Si alguno de vosotros se acuerda de las Catilinarias de Cicerón os sonará que un tal Catilina (que era un patricio romano un tanto gañán, pero que en este caso concreto tampoco le faltaba razón) se levantó en armas contra el senado romano y plantó batalla en Toscana. Perdió miserablemente y del éxodo de sus tropas salieron los hermanos Muzio y Silvio, que fundaron este pueblo que originalmente se llamaba Mucchio.


Luego en el Siglo X, con Atila a las puertas, el obispo del lugar, que se llamaba Gimignano, de alguna manera consiguió que el bárbaro no entrase, así que en agradecimiento le hicieron santo y pusieron el nombre a la ciudad. (hay que reconocer que son de lo más agradecido)


La torre, símbolo de poder


En la Edad Media San Gimignano era rico y famoso porque tenía una espléndida posición estratégica en el camino entre Florencia y Siena y por la producción de azafrán, especia muy valorada como colorante, no solo alimentario, como lo usamos ahora en casa para la paella, sino también para otros fines, entre ellos la tintura de las lanas.
Otra fuente de ingresos nada despreciable eran los préstamos. Hay que tener en cuenta que San Gimignano está en la provincia de Siena y que el banco más antiguo del mundo en activo,  el “Monte dei Paschi di Siena”, se fundó en esta zona en 1492.(así que tienen experiencia centenaria para poderte liar, yo tuve cuenta con ellos y sé de lo que hablo). 


De la bonanza económica surgieron varias familias que se disputaban fama y poder y la forma que se les ocurrió para demostrarlo fue la construcción de torres. Cuanto más alta, más pasta y así, en el 1300 se contaban unas 72 torres que, para el viajero de la época, le debía parecer como para nosotros hoy visitar New York.

Con el tiempo, las familias fueron a menos (la zona perdió su valor estratégico)  y el mantenimiento de las torres resultaba muy caro así que algunas de ellas se derrumbaron con el consecuente estropicio. Vista esta dejadez, al ayuntamiento se le ocurrió una idea para cazar dos pájaros de un tiro: poner un super impuesto sobre la altura de las torres.
Era una forma estupenda de hacer caja, asegurarse la seguridad de las construcciones y reafirmar el poder del ayuntamiento sobre las familias.
Lo que me imagino que no se esperaban fue que muchas familias decidieron derribar las torres con tal de no pagar y así, actualmente, sólo quedan trece torres.
Originalmente, las torres servían de almacén y vivienda dedicando las plantas más bajas a estas funciones y la más alta a la cocina, alejando el peligro del fuego de las zonas más habitadas. Tenía que ser frescas en verano, pero lo que se dice luminosas... como la boca de un lobo. (hay gustos para todos) 


Lo que hay que ver en San Gimignano:



El pueblo no es muy grande así que lo mejor es callejear y disfrutar de los rincones pintorescos y de las vistas espectaculares del valle, paseando entorno a las murallas.
Hay cuatro plazas preciosas que no hay que perderse: la de la Cistena,(parada obligatoria en la heladería Dondoli, que ha sido la nombrada varias veces la mejor heladería del mundo)  la de Duomo, la Pecori y la delle Erbe.


Las calles principales son la de San Matteo y la de San Giovanni que cruzan San Gimignano de parte a parte y es dónde podemos encontrar las pequeñas tiendas de productos artesanos, de gastronomía, algunas galerías de arte contemporáneo interesantes y los inevitables recuerdos.

También merece la pena visitar el Duomo, obra del 1.148 que tiene unos frescos impresionantes y un museo muy interesante.

El Palacio Comunal (ayuntamiento) que es sede del museo Cívico con numerosas obras de las escuelas de Florencia y Siena y desde dónde se puede acceder a la Torre Grossa, del 1.311, que con 54 metros de altura permite disfrutar de unas vistas maravillosas del paisaje toscano.(Y quemar un montón de calorías. Tiene más de doscientos escalones.) 

Lo que hay que comer


Además del  helado Dondoli, el Vernaccia de San Gimignano es un vino blanco que tiene denominación de origen y que hay que probar. Si os gusta la carne y la pasta os aconsejo “le pappardelle al cinghiale” pasta con salsa de jabalí perfumadísima y exquisita.  

lunes, 5 de septiembre de 2016

El Coliseo, símbolo de Italia.

Ver el Coliseo y pensar en Italia es todo uno.
Hace unos años terminaron los trabajos de restauración.

Las obras consistieron en limpiar la fachada,  quitar una serie de bustos de emperadores romanos que había en la primera planta.
El punto didáctico tan de moda ahora consiste en una serie de maquetas para ver cómo funcionaba el edificio y alguna chuchería que ha salido en las excavaciones.
El patrocinador ha sido la empresa Tod’s que ha adelantado 25 millones de euros y que tendrá derechos sobre el edificio, inicialmente mientras duraban los trabajos, después, parece que, gracias a un segundo acuerdo, se ampliarían otros dos años y por lo que se lee en la prensa italiana, los derechos de Tod’s y de la asociación de amigos del Coliseo se pueden ampliar hasta 15 años.

Un negocio redondo si se considera que el año pasado este gran circo recibió la visita de 5. 650.000 personas recaudando, en ese mismo tiempo, unos 40 millones de euros. Ante esto, el Tribunal de Cuentas Italiano está que trina.
En todos los sitios cuecen habas y en mi casa a calderadas.

El Coliseo en metros.

El Coliseo se empezó a construir en el 75 d. C hasta el 80 d. C. Se utilizaron 100.000 metros cubos de travetino. Tenía 189 metros de largo, 156 de ancho y una altura de 48 metros. En unas dimensiones tan impresionantes, incluso para nuestra visión contemporánea, podía albergar entre 50 y 70 mil espectadores en una superficie de 24.000 metros cuadrados.
Para acceder a la arena había 80 entradas

Un día en el Coliseo.

La cosa empezaba con el “editor” es decir, el que organizaba los juegos, que organizaba una cena abierta al público para los gladiadores y así la gente podía ver a su favoritos más de cerca. A la mañana siguiente, desfilaban y empezaban las luchas que podían ser con animales y hombres o entre hombres.
A la hora de comer se aprovechaba para las ejecuciones que iban desde las crucifixiones, a echar al prisionero a las fieras. Por la tarde era cuando tenían lugar los mejores espectáculos.


¿Por qué se llama Coliseo?

Inicialmente, se llamaba Anfiteatro Flavio, porque lo mandó construir Vespasiano y su hijo Tito. En la Edad Media se empezó a llamar Coliseo, en teoría,
porque a pocos metros había una estatua colosal del emperador Nerón.
Hay otra teoría según la cual el nombre le bien de su proximidad a un templo de Isis “Collis Isei”. También se cuenta que cerca había un templo pagano en dónde se adoraba al demonio, y como al final de cada ceremonia los sacerdotes preguntaban a los fieles “Colis Eum?” (Adoras a él?). De ahí el paso a Coliseum, Coliseo en español.
Esta última teoría resulta un poco difícil de digerir ya que sería como si al Bernabeu dentro de 500 años lo llamasen “Gol”.


Vivir el Coliseo

Si ya habéis visto este monumento lo más probable es que hayáis pasado calor, Imaginar a los antiguos romanos a la chicharra varas horas, tenía que ser un suplicio por necesidad. Para evitar esto, el edificio estaba cubierto por unos grandes toldos sujetados con cuerdas y vigas de madera.
La entrada era gratuita y  cada grupo social tenía su puesto. Los senadores en las primeras filas, las vestales detrás, luego los caballeros hasta llegar a los esclavos y los no ciudadanos romanos que estaban arriba del todo.

En el Coliseo murieron miles de personas.

En la época de los gladiadores se realizaban rituales en los que utilizaban la sangre de los muertos en la arena. El mal rollo continuó en la Edad Media. En esa época los bandoleros utilizaban este espacio para enterrar a sus víctimas y en el 1.500 lo usaban magos y brujos que utilizaban las plantas que crecían en las ruinas por sus supuestos efectos mágicos,

Las plantas del Coliseo no tienen efectos mágicos, pero lo cierto es que varios botánicos llevan años estudiando la flora que ha crecido espontáneamente entre las ruinas. Parece que hay unas 350 especies diferentes algunas de las cuales tienen origen exótico.

Información fundamental 

Entrar en el Coliseo cuesta 12€. 
Lo mejor es ir pronto por la mañana para hacer la menos cola posible, pero advierto que aunque lleguéis a las 8.00 siempre os encontraréis gente delante. No es dificil comprender que si todos los años pasan por la puerta más de cinco millones y media de personas, las colas monstruosas son inevitables. 
Hasta hace poco, se podía entrar en el foro romano gratis y se podía comprar la entrada para el Coliseo y el Palatino o sólo el Coliseo. Ahora lo mejor es comprar la entrada para el Foro, Coliseo y Palatino y dura dos días para que dé tiempo a patearlo todo. 
Llevad bocatas y agua si lo queréis ver en el mismo día para evitar volver a hacer las colas una y otra vez.


Si por el contrario, preferís parar un segundo y comer sentados como unos señores, hay varios restaurantes bastante buenos y de precios bastante razonables, para ser Roma, en la zona de la via dei Santi Quattro.  Queda al lado opuesto del Coliseo considerando la salida del Metro. Además también hay un Carrefour express. 
La mejor época es noviembre. 
El Horario. 

Se abre todos los días de: 8.30 a 16.30 hasta el 15 de febrero
del 16 de febrero al 15 de marzo desde las 8.30 hasta las 17.00.
desde el último domingo de marzo hasta el 31 de agosto desde las 8.30 hasta las 19.15 y del 1 al 30 de septiembre desde las 8.30 hasta las 19.00.
Cierra dos días al años el 1 de enero y el 25 de diciembre. 


 

sábado, 27 de agosto de 2016

Pompeya y la escultura contemporánea

Ver las ruinas de la ciudad romana de Pompeya ya es de por sí una maravilla, y ahora, hay una razón más para darse una vuelta por esta localidad de la Campania italiana: la muestra de esculturas de Igor Mittoraj.

Se trata de 30 esculturas monumentales que, no obstante su contemporaneidad, quedan genial en el foro Pompeyano y en varias zonas de los restos de la ciudad devastada por el Vesubio en el 24 de agosto del 79 d. C. Hace unos 1934 años. 
Las esculturas estarán expuestas al público hasta enero de 2017 y están colocadas en varios lugares de las excavaciones, desde el templo de Venus hasta la Basílica, por la calle principal de Pompeya, que se llama la Vía de la Abundancia, hasta las termas Stabianas, y desde el Foro triangular, hasta el Cuadripórtico de los teatros.
Esta no es la primera vez que se conjuga la obra de Mitoraj con las ruinas romanas, hace unos años se incluyeron sus obras en lugares tan espectaculares como son el Valle de los Templos de Agrigento, en Sicilia, y el Mercado de Trajano en Roma.

Curiosidades sobre Pompeya

Desapareció y por siglos quedó en el olvido hasta 1669.
La erupción del Vesubio se cobró al menos 2.000 victimas.
Consta de unas 60 hectárias escavadas lo que la convierte en uno de las excavaciones arqueológicas más grandes del mundo.

La vida en Pompeya

¿Cómo vivía la gente en el pasado?. Los mejores arqueólogos y expertos tienen trabajo para rato ya que, continuamente, aparecen objetos que tienen que ser analizados para poder reconstruir la vida cotidiana en Pompeya, pero lo que cualquier visitante puede ver es que en esa época los romanos disfrutaban de un sistema hidráulico muy sofisticado. A mí personalmente, me deja pasmada que en esa época tuviesen una especie de cemento que fraguaba bajo el agua.
Otra cosa impresionante es el lujo, sea de las viviendas como de la misma ciudad, mármol y materiales costosos, mosaicos, pinturas y frondosos jardines por doquier. Tenía que ser impresionante.  


Conservado en el tiempo

Las ruinas de Pompeya se han conservado tan bien que se puede pasear entre ellas y admirar palacios, fuentes, tiendas, burdeles e incluso un anfiteatro. 
Lo más impresionante son los calcos de las personas y de los animales domésticos que perecieron con la erupción. Estos calcos se han conseguido a partir del espacio vacío que quedó cuando la ceniza cubrió sus cadáveres. Durante las excavaciones se rellenó estos huecos con yeso y de esta forma hoy podemos ver la postura en la que estos infelices perecieron.


El burdel de Pompeya abre las puertas

Una de las cosas más curiosas que ver en Pompeya es su lupanar con sus pequeñas habitaciones para “trabajar”, sus pinturas eróticas y los nombres de las chicas con sus “habilidades” escritas en  las paredes.
El lugar ha estado cerrado al público varios años y aunque las pinturas que se pueden ver son curiosas, la colección más completa de iconografía erótica de Pompeya se encuentra en el Museo Nacional de Nápoles.
 


Italia sísmica


Lo hemos visto en estos días en Amatrice, y en  2009, en el Aquila, la península italiana es muy inestable y aunque el Vesubio está activo, no se registran importantes movimientos desde la Segunda Guerra Mundial. En esa época,  la última erupción de este volcán cubrió con 60 centímetros de ceniza toda la zona provocando importantes daños al campamento de las tropas americanas que tenían allí la base. Entre otras cosas 88 aviones quedaron inservibles.

Los romanos eran muy conscientes de estos movimientos sísmicos por ese motivo, en muchas construcciones usaban el opus reticularum, es decir, colocar ladrillos romboidales en forma de red para que cuando la tierra se moviese, las fuerzas recorrieran la unión de cemento de las paredes, sin romper el material edilicio, evitando así, que las estructuras se desplomasen. Se puede observar este estilo en parte de la pared de esta fotografía. Es sorprendente que a pesar de la furia del Vesubio y siglos de olvido, sigan quedando tantas estructuras intactas. 





Pompeya desde arriba

Si queréis una vista panorámica de Pompeya lo mejor es subir al campanario del Santuario de la Madonna del Rosario, gracias al ascensor ,se pueden subir los 80 metros de altura y disfrutar de unas estupendas vistas.

Las colas

Visitar Pompeya significa organizarse bien. Si os quedáis en Nápoles tendréis que coger el tren en la Circumvesubiana. Pasan muy a menudo hay dos paradas y lo mejor es pararse en la primera Pompei Scavi.
Hay una cantidad importante de turistas todo el año, pero la época con menos púbico es Octubre y Noviembre. Además, en esos meses hace menos calor.
Es importante ir organizado. Llevar agua y bocadillos porque incluso haciendo la visita deprisa y corriendo ver lo más importante requiere al menos de 4 horas. !Un part time mínimo!
Es verdad que hay cafetería y restaurante pero suelen estar siempre petados.

La exposición de Mitoraj

Se inauguró el 15 de mayo y estará hasta el 8 de enero
La entrada cuesta 13 euros.
No es necesario reservar
Horario: desde el 1 de abril hasta el 31 de octubre de 09.00 hasta 18.00 (cierran a las 19.30 pero a las 6 ya no dejan entrar)

Desde el 1 de noviembre hasta el 31 de marzo desde las 09.00 hasta las 15.30 (cierran a las 17.00 pero a las 15.30 ya no dejan entrar.