viernes, 10 de noviembre de 2017

En las entrañas de Nápoles

La ciudad de Nápoles está  construida, desde la época de los griegos sobre un laberinto de túneles y pozos, como si estuviese implantada sobre un queso gruyer.
Parece un poco inconsciente si se considera la proximidad del Vesubio, volcán que hoy está activo y la actividad sísmica en toda la península. (Pompeya está a pocos kilómetros)
¿Por qué lo han hecho así?  Para extraer el material de construcción imprescindible para edificar sus magníficos palacios. Imaginemos que para levantar una casa hacen falta 100 bloques. Los napolitanos escavaron un pozo de unos 7 metros de profundidad y desde allí fueron extrayendo el material necesario al tiempo que creaba un "vacío" que se transformaba en una cisterna para almacenar agua.
Con los siglos además de estas cisternas y pozos se fueron comunicando entre sí con un entramado de túneles que permitían el paso del agua abasteciendo la ciudad, pero en el caso en el que el pozo estuviese seco o el suministro de agua no fuese necesario este espacio se utilizaba de vertedero o de alcantarillado.

Del mantenimiento de este sistema se ocupaba un personaje que forma parte de las mejores leyendas napolitanas: El Moniacello.
Según se cuenta . En la segunda mitad del siglo XIII, bajo el dominio de Alfonso De Aragón, una mujer llamada Caterinella - de familia acomodada - se enamoró locamente de un tal Stefano, un pobre peón.

Los padres de ella, debido a la gran diferencia social, se opusieron a este amor y a los dos fueron obligados "a fugas de amor nocturno". Durante uno de estos encuentros clandestinos, el padre de Caterinella les pilló y mató a Stefano Ella torturada por el dolor, se recluyó en un convento. Pero ya estaba embarazada. De este trágico amor nació un niño pequeño y cabezón que por constitución resultaba ideal para ocuparse de la limpieza de los pozos, De ahí el nombre moniacello (monaca = monja) .

Este personaje que iba vestido con una especie de hábito de monje marrón y rojo tenia libre acceso a todas las casas a través de los túneles y unas veces era maligno y sustraía objetos y otras veces era benévolo y dejaba regalos. En el segundo caso, la pícara tradición napolitana cuenta que sucedía, sobre todo, en casas con hermosas padronas a las que se les recompensaba su "amistad con el Moniacello".

Durante la Segunda Guerra Mundial, las cisternas sirvieron para refugio de los ciudadanos durante los bombardeos y de almacén de estraperlo. Se cuenta que durante uno de los desembarcos americanos en las costas napolitanas, alguien y de alguna manera increíble, fue capaz de sustraer a las tropas 200 burros que todavía no habían desembarcado y de hacerlos desaparecer en la nada, en absoluto silencio. 

Me imagino como se le quedó la cara al general americano. 
Actualmente, estos entramados están abiertos al público y si no tienes claustrofobia es una visita muy recomendable.

Hay varias posibilidades de hacer este recorrido. Una de ellas tiene el ingreso cerca de Piazza Plebiscito pero la más interesante está en junto a la basílica de San Paolo Maggiore en Piazza San Gaetano 68  Se distingue por unas banderas blancas y azules y es la única oficial. 

La excursión incluye además de el recorrido por los túneles y cisternas, una visita a lo que queda del teatro greco - romano que, por cierto, es dónde debutó el emperador Nerón como cantante (en realidad está construida una casa de tomo y lomo encima por lo que casi no se aprecia)  y un "bajo" napolitano que es una vivienda típica del centro histórico.

Horario 
10:00 - 11.00 -12.00-13.00 - 14.00- 15.00- 16.00- 17.00 y 18.00
Los jueves a las 21.00 siempre que se alcance el número mínimo de 10 personas. El precio es de 8 euros.