lunes, 28 de abril de 2014

Las Termas de Saturnia

Todos sabemos la afición de los romanos a las termas y a los baños en aguas medicinales, en la alta Maremma (marisma) toscana hay un lugar encantado que merece la pena visitar y… darse un buen baño. Estoy hablando de las termas de Saturnia. Como cualquier sitio digno de interés, la historia de Saturnia se remonta a los dioses, (nada más y nada menos) de hecho parece que Saturno, que estaba hasta el gorro de que los hombres estuviesen todo el día de gresca, arrojó un rayo sobre la tierra. Este rayo no tenía muy mala leche ya que fue a crear un cráter del que surgió agua sulfurosa para ver si los hombres se calmaban. ¡Efectivamente! ese agua tiene propiedades mágicas que hacen que el que se entra en ellas salga más sabio y más alegre.
 Sabio, no sé si se sale, pero os garantizo que sales de lo más relajado y con la piel como la seda, pero como nada es perfecto, también sales con un cierto olorcillo a azufre. La temperatura es de 37º sea en invierno que en verano y fluye a unos 800 litros por segundo. ¡Vamos! es una auténtica pasada y también de lo más romántico, como lo refleja Niccolò Ammaniti en su espléndida novela “Ti prendo e ti porto via” (Te llevaré conmigo) en dónde los protagonistas van a darse un romántico revolcón en las termas de noche y la cosa acaba de lo más patético.
Volviendo a la historia de estas termas, la leyenda cuenta que Saturnia era una de las más grandes ciudades italianas, no hay documentación que lo confirme, lo que sí que se sabe con certeza es que ya existía en la época de los etruscos y que en aquellos tiempos se llamaba Aurinia, serían los romanos los que le cambiarían el nombre.
No vamos a encontrar grandes restos de su presunto gran pasado excepto alguna sección de las murallas que son del S. IV a.C, la puerta romana y cerca de la iglesia, hay un pequeño estanque cuadrado construido en época romana para uso termal.
En la Edad Media esta zona vivió las luchas entre Orbieto y Siena. Los esfuerzos se concentraron en las fortificaciones defensivas así que las termas y su manutención quedaron completamente abandonadas hasta que en 1828 el duque Leopoldo II de Medici, que estaba llevando a cabo grandes trabajos de rehabilitación de toda la marisma toscana, financió las obras de drenaje que facilitó la repoblación de esta zona de la Toscana. 
Hoy puedes ir al lujoso SPA y pagar o darte un baño el la zona pública que es la que sale en las fotos y que es gratis. 
El suelo, por la erosión, está compuesto por una infinidad de piedrecitas prácticamente esféricas, así que unas cangrejeras son de agradecer, aunque la mayoría vamos descalzos y no es para tanto.
Los fines de semana está a tope pero entre semana o en temporada baja están bastante despejadas 

http://www.termedisaturnia.it/file/data/saturnia-cartina.pdf

martes, 1 de abril de 2014

San Galgano: la espada en la roca

Un día del Siglo XII, en la provincia de Siena, en el corazón de la Toscana, un caballero medieval con su armadura y demás parafernalia llamado Galgano Guidotti se hartó de tanta batalla y hundió su espada en la roca jurando no volver a levantar la mano contra nadie y se puso a vivir en plan ermitaño. De esta acción tan personal nacieron dos cosas: una impresionante abadía (el hombre debía de tener don de gentes porque en seguida tuvo seguidores) y la leyenda de la espada en la roca.
 Para entender esta decisión tendremos que viajar a la Edad Media.

AD 1.115 Matilde di Canossa muere de gota.  Esta mujer extraordinaria que había puesto de rodillas al emperador Enrique IV,  era dueña prácticamente toda la Toscana hasta el Adriático, dejó todas sus posesiones al Estado Pontificio con el consecuente revote del Emperador que impugnó el testamento dando comienzo a unos 100 años de guerras, año arriba, año abajo. 
Matilde era de la misma pasta que Leonor de Aquitania, esa les hacía la guerra a sus maridos, dentro y fuera de la alcoba,  (el primero era rey de Francia y el segundo de Inglaterra) para imponer su voluntad e intereses. La de Canossa con seis años vio morir a su padre envenenado,  sus dos hermanos morían en “extrañas circunstancias” al poco tiempo.
Fotos Daniela Regoli
Su seguridad dependía de su capacidad en mantener a todos a raya, por el norte la codicia del Sacro Imperio y al sur las ambiciones del Papa. Con tanto trajín no es de extrañar que muriese sin descendencia. Eso, y el hecho de que su primer marido era jorobado y además le llamaban “el Barbudo” ¡Vamos!!El sueño de toda mujer!.
Consecuencia de todas estas vicisitudes, los territorios toscanos se enzarzaron en unas luchas sin fin en las que participó nuestro Galgano, natural de Chiusino, que vinculado a Volterra, luchaba contra Siena y perdió.

La leyenda narra que San Galgano pertenecía a una familia rica y que dejando todo lujo plantó la espada en la roca y marchó de peregrinaje. En su ausencia tres ladrones intentaron robarla, la rompieron sin conseguir sacarla, atrayendo el castigo divino. Uno murió al instante, otro se ahogó y al tercero le atacó un lobo que le cortó las manos (en la ermita, en una vitrina, se pueden ver lo que queda de estas manos) pero se salvó en el último minuto porque se arrepintió y pidió perdón. La espada se reconstruyó y permaneció unida a la roca hasta nuestros días.
Una curiosidad, la famosa espada de Excalibur que aparece por primera vez en la obra de Robert de Baron es posterior a la historia de nuestro caballero de Chiusino, además, no deja de ser curiosa la similitud entre los nombres de Galgano y Sir Gawain, el famoso caballero de la mesa redonda. Probablemente fue la historia de San Galgano que inspiró, en parte, estas leyendas inglesas. Otra similitud es la  forma de la ermita en la que se encuentra estas reliquias, la Rotonda di Montesiepi, un diseño nada común para un templo, que recuerda ideológicamente a la famosa mesa redonda del Rey Arturo.
La monumental abadía, de estilo cisterciense, uno de los primeros ejemplos del gótico en toscana, empezó a construirse en el 1218, se completó en 1288. Tras una época de gran esplendor, la peste y las carestías del siglo XIV dieron inicio a un progresivo abandono. 

El techo y el campanario se cayeron en el SXVIII. Desde entonces estas ruinas son como una inmensa ventana de piedra que nos deja ver el espléndido cielo estrellado toscano.
Actualmente, en verano, estas ruinas son el magnífico escenario de conciertos, óperas y otros eventos culturales.  Yo he tenido la suerte de ver una Carmina Burana y os aseguro que es una experiencia maravillosa.