Hasta el mes de octubre las mejores obras del renacimiento compartirán espacio con las esculturas del belga Jan Fabre.
En Piazza Signoria ya está instalada una enorme tortuga con un hombre encima que se titula «Searching for Utopia».
La obra queda muy cerca del monumento ecuestre de Cosimo I de Medici, escultura renacentista de Giambologna. Dos jinetes que cabalgan juntos y que, sin duda dan mucho que pensar.
A
dos pasos, junto a la copia del David de Miguel Ángel y la Judit de Donatello
han colocado otra singular obra, «The man who measures the clouds.
El
ego de Jan Fabre no se puede decir que sea pequeño ya que ambas obras son autorretratos.
La primera como caballero y la segunda como guardián. Un poco como si el autor
pretendiese hacer de enlace entre el cielo y la tierra, entre el espíritu y las
fuerzas e la naturaleza.
Fotos de Mario Ferrari |
Esta
iniciativa se completa con otras obras ubicadas en el interior de Palazzo
Vecchio, como por ejemplo un mapamundi, de más de dos metros de diámetro,
forrado de escarabajos de caparazón tornasolado que rivaliza con el globo terrestre
del 1500, obra de Ignacio Danti, que se encuentra a pocos metros.
Esta
no es la primera vez que Florencia atrae a artistas contemporáneos. El primero
fue Botero en 2003. Un escultor que casi juega en casa ya que desde hace muchos
años, Botero tiene el atelier en Toscana.
Más
polémica fue la obra que el estadounidense Jeff Koons presentó el año pasado en
Palazzo Signoria, una obra enorme que no fue del gusto de todos. Además, este
artista, en Italia, es más conocido por ser el ex marido de la Cicciolina que
por sus obras.
Volviendo
a Jan Fabre, los florentinos le han abierto las puertas de par en par y además
de una performace que se realizó hace unos días en la misma plaza, el Fuerte
Belvedere albergará a partir del 14 de mayo unas sesenta obras de bronce y
cera.
Esta
exposición contará con siete escarabajos de bronce colocados en la atalaya del
Fuerte.
Para
Fabre, el escarabajo simboliza los ángeles de la metamorfosis y en las antiguas
religiones, el pasaje entre la vida terrena y la vida eterna. En definitiva un
batido entre Kafka y el antiguo Egipto que no queda nada mal.
El grito en el cielo
Las
obras de Fabre han conseguido poner de los nervios a los amigos de los animales
ya que en algunas se usan animales disecados, como por ejemplo en una calavera
humana toda forrada de escarabajos tornasolados que sostiene en la boca a una
ardilla.
El
artista se defiende asegurando que él no ha hecho jamás daño ningún animal y
que todos los que usa tienen “Certificado de muerte por causas más o menos
naturales” pero los detractores no se lo tragan y acusan al Ayuntamiento
Florentino de fomentar, con esta exposición, el maltrato animal y la insensibilidad,
“A parte de ser de dudoso gusto”.
Otros
que tampoco están tan contentos con esta iniciativa son los florentinos de
rancio abolengo que sostienen que estas obras deslucen el patrimonio histórico
de la ciudad y que se hace sólo para uso turístico.
En
mi opinión, acercar el arte contemporáneo a la gente, turistas y no turistas
siempre es positivo. Hacer pensar es siempre bueno y babosear constantemente
los logros de los ancestros sin ser capaz de crear nada nuevo tiene ningún
mérito.
Soy de la opinión que a los artistas hay que darles espacio mientras están vivos (Fabre tiene sólo 57 años y tiene que comer como todos). Así que aplausos
a Florencia y a su Ayuntamiento.
El medidor de nuves |
Soy de la opinión que a los artistas hay que darles espacio mientras están vivos (Fabre tiene sólo 57 años y tiene que comer como todos). Así que aplausos
a Florencia y a su Ayuntamiento.