jueves, 23 de enero de 2014

Parlamento de verduras al horno.

Una forma sana y gustosa de comer verdura es cocinarla en el horno.
Mi receta se llama parlamento de verduras al horno porque, al igual que en un utópico parlamento, el truco reside en equilibrar los ingredientes para que todo sea sabroso y nutritivo.
No es bueno que haya mayoría absoluta de calabacín o de patata porque resultaría aburrido, monótono, poco enriquecedor y pasaría a ser de Parlamento de verduras al horno a calabacín o patatas al horno con esto o con lo otro. En política se llamaría dictadura con floreros.

Los ingredientes son los que nosotros queramos. Me gusta apostar por las verduras de temporada que son más ricas y a menudo encontramos muchas ofertas. En el parlamento un político fresco e idealista nos va a portar mejores ideas y soluciones además nos va a salir más barato, uno de carrera es insaciable de poder y dinero y a la larga nos saldrá caro y nos traerá problemas como la corrupción. Vamos! lo que tenemos ahora. Es un poco como la verdura de vivero que puede estar modificada genéticamente, puede tener pesticidas y a la larga puede perjudicar nuestra salud.

A la hora de hacer la compra me gusta ir al mercado de abastos porque puedo comprar las cantidades que quiero y no en los super que a veces lo empaquetan todo y te toca comprar demasiado. Si tengo que ir al super en el Lidl no me gusta mucho la verdura del mercadona y en no tengo ningún Gadis a mano que es dónde mejor verdura tienen.

Yo pongo calabacín, patata, cebolla, zanahoria, berenjena, calabaza, pimiento rojo, alcachofa, apio... ¡lo que encuentro!!cuanta más variedad mejor!
No creo que haga falta decir que hay verduras que no son adecuadas para el horno, las de hojas como las espinacas en el horno se pueden quedar como papel quemado. Un poco como pasa con el clero en general (no me refiero solo al de la iglesia católica sino cualquier representante religioso) que cuando se meten en política se vuelven apergaminados y casposos.

Es importante que los trozos sean de dimensiones parecidas a mí me gusta hacerlos de un centímetro de grosor más o menos. Más grandes tardan más en hacerse con el consecuente gasto de energía y mas pequeños se deshacen durante la cocción y quedaría una papilla deforme. 
En un parlamento los diputados tendrían que tener la misma importancia y valor, no es de recibo que el diputado de Tarragona valga más que el de Teruel.
Una cosa que me gusta mucho es la variedad de sabores y texturas que nos encontramos en el mismo plato por ejemplo, el dulzor de la calabaza y la intensidad de la alcachofa. Estos dos ingredientes son como los nacionalismos tiene que haber calabaza y alcachofa pero se tiene que integrar en planto en modo que al comerlos disfrutemos de un sabores diferentes e intensos sin acogotar y sin desaparecer entre los demás ingredientes.
Un estilo propio

Una vez que tenemos todos nuestros ingredientes cortados en dimensiones mas o menos iguales, con una variedad sin predominancias basta con echar un poco de sal, aceite de oliva y mi toque de estilo se lo da el pimentòn, el sabor de España. !Que aproveche! 

miércoles, 22 de enero de 2014

Cuarenta años no son nada

No obstante un taburete sea más útil que un trono, es más fácil desechar un taburete que un trono.
Mi taburete tenía más de cuarenta años de honrado servicio, en el quedaban las cicatrices de haber sido el apoyo para cortar, soltar, clavar, subirse a coger esto y lo otro, apoyar los pies, sentarse y en definitiva, haber soportado mil y una penalidades.
En un trono tendríamos que ocuparnos de las termitas y de la tapicería raída, quizás encontraríamos el desgaste en el pan de oro por el paso del trapito del polvo con un buen chorretón de Pronto de la señora de la limpieza. Su falta de utilidad explica su falta de marcas de uso.
Mi taburete tenia cortes, quemaduras, raspones, goterones de pegamento y pintura y los clavos un poco sacados, lo típico de algo muy usado, muy útil.


Un pensamiento de continuidad
Hay varias corrientes filosóficas a la hora de restaurar o recuperar un objeto, la primera consiste en realizar todas las acciones necesarias encaminadas a dejar el objeto como si acabase de salir de la tienda y la segunda consiste en maquillar el objeto en modo de respetar sus andanzas por el mundo, sus cicatrices y sus signos de identidad singular dándole una nueva luz y una nueva vida.
Yo decidí seguir esta segunda corriente de pensamiento porque sus muescas son el curriculum que demuestra que algo con más de cuarenta años que ha sido útil y puede seguir siéndolo si se le da una oportunidad.


Afrontar esta tarea requiere una cosa fundamental NO TENER PRISA.

La primera acción es limpiar y lijar la superficie asegurándonos de que la estructura sigue siendo sólida y no esta dañada ni por insectos ni por otros factores que pueden hacer que nuestro trabajo sea algo efímero.
Mi taburete tenía una estupenda salud y una solidez a prueba de bombas.
La segunda cosa es tener una idea. ¿Cómo lo queremos decorar?
Dependerá de nuestro propio estilo, de dónde lo queremos poner y para que lo vamos a utilizar.


Entre las posibilidades están cubrirlo con papel en plan decoupage, darle una mano de pintura blanca respetando su look original o como fue mi caso pintar una bandera inglesa que tiene ese toque chic que le va muy bien y le asciende de grado pasando de un taburete trotero para dejar en la cocina o sitios parecidos a un taburete decorativo digno complemento de un cuarto de estar o de la habitación de los chicos.

Decidido el motivo se pinta con el color predominante en este caso el rojo, realizamos nuestra cruz con cinta de carrocero. El truco para asegurarnos que las líneas nos salen perfectas pasamos la brocha con la pintura roja por encima de la cinta, de este modo cuando levantaremos la cinta no me encontraré con manchones.

Os invito a dar una nueva vida a vuestros objetos podemos hablar de ahorro, de creatividad o de superar retos pero la verdad es que es simplemente divertido.