Cuarenta años no son nada
No obstante un taburete sea más útil
que un trono, es más fácil desechar un taburete que un trono.
Mi taburete tenía más de cuarenta años
de honrado servicio, en el quedaban las cicatrices de haber sido el apoyo para
cortar, soltar, clavar, subirse a coger esto y lo otro, apoyar los pies,
sentarse y en definitiva, haber soportado mil y una penalidades.
En un trono tendríamos que ocuparnos
de las termitas y de la tapicería raída, quizás encontraríamos el desgaste en
el pan de oro por el paso del trapito del polvo con un buen chorretón de Pronto
de la señora de la limpieza. Su falta de utilidad explica su falta de marcas de
uso.
Mi taburete tenia cortes, quemaduras,
raspones, goterones de pegamento y pintura y los clavos un poco sacados, lo
típico de algo muy usado, muy útil.
Un pensamiento de continuidad
Hay varias corrientes filosóficas a la
hora de restaurar o recuperar un objeto, la primera consiste en realizar todas
las acciones necesarias encaminadas a dejar el objeto como si acabase de salir
de la tienda y la segunda consiste en maquillar el objeto en modo de respetar
sus andanzas por el mundo, sus cicatrices y sus signos de identidad singular dándole
una nueva luz y una nueva vida.
Yo decidí seguir esta segunda
corriente de pensamiento porque sus muescas son el curriculum que demuestra que
algo con más de cuarenta años que ha sido útil y puede seguir siéndolo si se le da
una oportunidad.
Afrontar esta tarea requiere una cosa
fundamental NO TENER PRISA.
La primera acción es limpiar y lijar
la superficie asegurándonos de que la estructura sigue siendo sólida y no esta dañada
ni por insectos ni por otros factores que pueden hacer que nuestro trabajo sea
algo efímero.
Mi taburete tenía una estupenda salud
y una solidez a prueba de bombas.
La segunda cosa es tener una idea. ¿Cómo
lo queremos decorar?
Entre las posibilidades están cubrirlo
con papel en plan decoupage, darle una mano de pintura blanca respetando su
look original o como fue mi caso pintar una bandera inglesa que tiene ese toque
chic que le va muy bien y le asciende de grado pasando de un taburete trotero
para dejar en la cocina o sitios parecidos a un taburete decorativo digno
complemento de un cuarto de estar o de la habitación de los chicos.
Decidido el motivo se pinta con el
color predominante en este caso el rojo, realizamos nuestra cruz con cinta de
carrocero. El truco para asegurarnos que las líneas nos salen perfectas pasamos
la brocha con la pintura roja por encima de la cinta, de este modo cuando
levantaremos la cinta no me encontraré con manchones.
Os invito a dar una nueva vida a
vuestros objetos podemos hablar de ahorro, de creatividad o de superar retos
pero la verdad es que es simplemente divertido.
allora...la gaia dice"meglio l'old style",e io mi domando"ma che droghe hai assunto"......sostanzialmente pero noi siamo d'accordo con te che l'importante e' divertissi.........tanti baci gianlu e gaia!!!!!
ResponderEliminarGrazie per seguirmi! Tanti Baci
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