lunes, 9 de junio de 2014

Italia en botella: El Nocino de Módena


Siguiendo con el tema de los licores italianos os voy a dar la receta de un licor muy curioso a base de nueces que se elabora sobre todo en la región de Emila Romagna. (que para el comer sería como nuestro Euskadi. Se puede comer bien en toda Italia pero esa gente riza el rizo.)  
El Nocino (se pronuncia Nochino) es un licor denso, marrón, con sabor a nuez especias con un cierto gusto de madera,  y en esta región italiana es muy popular tanto que en Spilamberto, provincia de Módena, existe desde 1978 la asociación “Ordine del Nocino Modenese”, originalmente compuesta sólo por mujeres, que tiene como objetivo la promoción de iniciativas que favorezcan la valorización y difusión de este licor.  
Según la receta original hay que recoger las nueces la noche de San Juan: 23 al 24 de Junio ya que el fruto está verde y tierno. El motivo es porque se cree que el rocío que se forma esa noche es una panacea para todas las enfermedades, sobre todo las del aparato digestivo y los problemas gastrointestinales.

Uno de los licores más antiguos de Europa
El origen de este licor no está muy claro, se dice que lo trajeron los romanos desde Britania y que lo usaban los druidas pictos en sus ceremonias, otras fuentes afirman que es de origen francés. Lo cierto es que asociado al nogal y a sus frutos hay cientos de leyendas de druidas, brujas y conjuros. Tradicionalmente, de hecho, las nueces las recoge, la noche de San Juan, una virgen que subida al árbol descalza arrancaba sólo los mejores frutos sin romper la piel, (Si no tenéis una virgen a mano tampoco pasa nada)  y se dejan toda la noche al rocío para meterlas en alcohol al día siguiente. La elaboración termina la noche de Todos los Santos. (31 octubre)

La receta

Ingredientes
1 L de alcohol 90º
700-900 gr de azúcar
33 -35 nueces depende del tamaño pero siempre en número impar.
clavos de olor y una ramita de canela

Elaboración:
Cortar las nueces en cuatro gajos, mejor con un cuchillo de cerámica, ponerlas, junto con el azúcar, en un contenedor de cristal con un tapón de corcho o que no se cierre con una guarnición de goma.
Ponerlo al sol uno o dos días y mezclar de vez en cuando. Tras ese tiempo añadir el alcohol y si se quiere cuatro clavos de olor y una ramita de canela.
Hay que dejarlo parcialmente a la luz hasta la noche de Halloween momento en el que se puede colar y embotellar.

Para conservarlo lo mejor es un sitio fresco por lo menos 10 meses para que esté en su punto.
Como veis Módena no es sólo vinagre balsámico.
Tenéis unos días para localizar las nueces. Ya me contaréis qué tal os sale.









jueves, 5 de junio de 2014

Italia en botella: el Alkermes florentino


Me dicen que dedique algo de espacio a la gastronomía italiana. La verdad es que casi todo lo que se compra, se come o se cocina en Italia se puede comprar, comer y cocinar en cualquier parte del mundo y hay cientos de blog dedicados al tema. Así que, visto que estamos a las puertas del verano (época en la que podéis recolectar una gran variedad de frutos), se me ha ocurrido hablaros de los licores típicos italianos y daros las recetas ya que muchos no son fáciles de encontrar aquí y si sois cocinillas / alquimistas quizás os divierta hacer estos licores caseros.
Farmacia Officina Sta María Novella
Empezamos por Toscana.
El licor más curioso que tienen se llama Alkermes y lo usan sobre todo para emborrachar los dulces y darles un toque de color.
Según los italianos este licor es de origen español, pero la verdad es que creo que tiene origen árabe, aunque sólo sea por el nombre. El Alkermes deriva de la palabra árabe al-qirmiz que significa gusano o cochinilla y que se utilizaba para darle ese color rojo brillante tan característico.
Se elabora tradicionalmente en Florencia donde en la época de los Medici estaba muy de moda y cuando Catalina de Medici, hija de Lorenzo, se casó en 1533 con el Rey de Francia, lo exportó también en ese país.
Lo llamaban “elixir de la larga vida” y lo realizaban en la Officina Erboristica di Santa Maria Novella que todavía se puede visitar y comprar este licor y otras muchas cosas de lo más glamurosas. (Venden todo tipo de perfumes y licores tan caros como únicos y a los que les interese el cine, decir que sale en la peli de "Hannibal")
Officina di Sta María Novella
Ingredientes:
  • ½ L de alcohol 90º (yo no lo encuentro a la venta así que uso orujo y me queda muy rico)
  • ½ kg de azúcar
  • ½ L de agua
  • ½ ramita de vainilla
  • 15 gr de canela
  • 10gr de cilantro
  • 2 clavos
  • 5 gr de anís estrellado (flores de anís)
  • 10 gr de cardamomo
  • 100 ml de agua de rosas
  • Colorante natural rojo E 120 o para los valientes 10 gr de cochinilla
.
Elaboración:
Triturar la vainilla (cortándola por la mitad para quitar las semillas) y el anis estrellado añadir las demás especias en un tarro o botella con el alcohol y un vaso de agua.
Cerrarlo herméticamente y agitarlo por lo menos dos veces al día durante dos semanas. Colarlo bien (mejor con un filtro de los de café), añadir el agua de rosas, unas gotas de colorante y ya se puede embotellar.

Una curiosidad: en Sicilia a este licor lo llaman “Gusano del susto” y los abuelos les daban una cucharada a los nietos cuando tenían miedo. ¡Se ve que con la borrachera se les pasaba el susto!
Por aquí los abuelos daban sopasvino lo que demuestra que en todas partes cuecen habas.
Tiendas de perfumes y esencias en Florencia.

Como os decía la tienda más espectacular de estos productos es la Officina Erboristica di Santa Maria Novella que está en vía della Scala 16, a dos pasos de la estación de trenes de Santa María Novella. La entrada es gratuita y hay que estar un poco atentos porque el portal no es nada llamativo en comparación con lo que hay dentro. Los productos son muy exclusivos y por lo tanto bastante caros pero si queréis comprar esencias o especias hay otra tienda que visitar se trata de Bizzarri en Via Condotta 32. Se trata de una tienda fundada en 1842 que conserva los mostradores y la decoración de la época. Los precios son más razonables y el trato es encantador. Suele estar una señora muy simpática o un señor que parlotea algo de español. Gente muy agradable.
Tienen esencias de rosas y de otras flores espectaculares con las que podéis crear vuestros propios perfumes. 
http://www.bizzarri-fi.biz/

martes, 27 de mayo de 2014

Castel dell'ovo: una fábula napolitana


Se cuenta que la sirena Parténope, enfadadísima por el poco aprecio que Ulises había hecho de su melodioso canto, se suicidó y su cuerpo acunado por las olas y las corrientes marinas fue a dar a unas rocas frente a lo que hoy es Nápoles. En aquella época de mitología griega: Neapolis.

Justo encima de esas rocas, varios siglos más tarde (60 a.C) , el general romano Lucio Licinio Lúculo, Lúculo para los amigos, construyó una villa super lujosa. Tanto es así que cuando Tuberón el Estoico la vio, con sus collados suspendidos en el aire, mármoles, los mejores muebles del momento, sus canales y sus estanques de piscicultura le llamó "Jerjes togado". Los adversarios políticos de Lúculo hicieron correr el bulo de que alimentaba a sus peces con jóvenes esclavos que habían satisfecho, previamente sus otros apetitos. Pero yo no me creo nada de esto porque un esclavo en la época de la república romana era caro. !No como un extra comunitario o un parado hoy en día!. Un esclavo era mercancía preciosa y además los banquetes de Lúculo han pasado a la historia por su exquisitez y abundancia. Comer pez que ha comido esclavo seguro que le habría parecido una guarrada de lo más vulgar.

Algunos siglos más tarde, parece que la vieja mansión de Luculo sirvió de escenario a los últimos momentos de vida del emperador romano Rómulo Augusto que fue, de hecho, el último emperador del Imperio Romano.

Las leyendas no acaban aquí.

El nombre de Castell dell'Ovo (ósea Castillo del Huevo) viene porque se cuenta que el Poeta Virgilio habría escondido, en una jaula cerrada a cal y canto, en uno de los subterráneos del castillo, un huevo mágico que tenía la capacidad de proteger, al castillo y a Nápoles de cualquier calamidad natural o humana. 
La creencia de este mito fue tal que en la época de la reina Juana I (1350) parte de la estructura del castillo se desmoronó. El pánico se difundía por la ciudad con tal violencia y celeridad que la Reina tuvo que jurar solemnemente que el huevo estaba intacto y la ciudad a salvo. 
Desde entonces el castillo ha pasado por varias manos. Desde los angioinos, suevos y normandos hasta la corona de Aragón, los borbones españoles y lo franceses hasta llegar a ser fortaleza defensiva durante la Segunda Guerra Mundial. (Nuestro Fernando el Católico lo destruyó por el 1500) 
Hoy, si vais a Nápoles,  me parece imprescindible visitarlo. 
Hay unos cuantos restaurantes estupendos donde se come de maravilla y se paga ni mucho ni poco. (barato desde luego no es, pero tampoco puedo decir que sea un robo). Hay bares de copas con unas terrazas estupendas. 
El restaurante que mejor reputación tiene es "La Bersagliera" obligatorio comer pescado como más os guste, todo lo ponen buenísimo, pero lo que a mi me vuelve loca son los spaguetti con almejas, tomate fresco y albahaca. La fritura de pescado también está muy buena. En cuanto a los postres... si habéis probado el Babá y las sfogliattella en las Pastelería Mary, justo a la entrada de las Galerías Umberto I, cualquier postre os va a parecer pocho, así que os aconsejo acabar con un limoncello  y a chispós. 

Cómo son los napolitanos 

En mi opinión, son los más simpáticos y buena gente de toda Italia. Eso no quita para que te roben o te intenten timar como a un pollo, cosa que a mí nunca me ha sucedido, pero que entiendo que puede pasar, como en cualquier parte. 
Yo por mi parte, sólo puedo contar experiencias humanas extraordinarias como aquella vez que pregunté en un autobús en qué parada me tenía que bajar para ir a un sitio y se organizó un desternillante debate. O aquella vez que dos quinceañeras se liaron a manporros en  pleno mercado del pescado, cerca de Porta Nolana, e hicieron falta tres hombres fornidos para separarlas. A uno de ellos le rompieron las gafas. (!Cielos, qué fieras!). O aquella vez que el un charcutero, mientras cortaba jamón lentamente, le pregunta a un cliente si él cree en el amor y tras la respuesta afirmativa del segundo, se creó un mágico silencio de reflexión en la charcutería. 
Por cierto, cerca de Porta Nolana hay un restaurante con una pinta muy pocha que se llama "Tratoria da Giovanni" ahí podéis comer estupendamente por un precio muy justo. El pescado es fresquísimo.
El alojamiento yo lo aconsejo por la zona Vía Toledo porque te permite estar en el centro y tener todo a mano, sobre todo si la estancia va a ser breve. (No podéis perder tiempo en ir y venir si sólo vals a estar un par de días en Nápoles). 

Desde el puerto, os podéis embarcar hacia Capri, no es muy largo el trayecto, a menos que vuestra estancia en la Campania vaya a ser larguísima no os aconsejo la excursión para nada. Capri es como un super centro comercial de lujo al aire libre. No sabe a nada y es todo muy caro. Las cuatro cosas especiales que tienen no vale la pena el viaje teniendo a tiro de piedra Pompeya y  Herculano, la costa sorrentina, amalfitana, Capodimonti o incluso el palacio de Caserta que es un segundo Versalles. 
Si tenéis pasión por las miniaturas en general y por las figuritas del belén en particular, no podéis dejar de visitar Spaccanapoli, que es el nombre popular de la calle que corta Nápoles de parte a parte pero que para buscarla en el mapa tendréis que buscar la Vía San Gregorio Armeno. 


   

martes, 20 de mayo de 2014

El otro Burgos europeo

En la isla italiana de Cerdeña, en medio de las montañas, en la norteña provincia de Sassari, se erige, desde época inmemorial, un pueblecito de unos mil habitantes que se llama Burgos.
El Burgos castellano y el Burgos sardo tienen en común un clima duro. El de Cerdeña es más frio que el del resto de la isla y en verano es más caluroso y seco. (En cuanto a mal tiempo, el Burgos castellano gana por goleada, que sea claro.)
Los quesos del Burgos sardo también son excelentes y su historia, como la nuestra, también tiene su punto  álgido durante la Edad Media. Además, al igual que nuestro Burgos, ellos también tienen un castillo medio en ruinas desde el que se puede disfrutar de unas magníficas vistas.

La fortaleza fue construida durante la primera mitad del siglo XII por un “Giudicato” de Torres (Señor feudal) para defenderse del Señor de las tierras de Calgari.  Durante estas guerras, el castillo fue escenario de un terrible episodio protagonizado por el Señor de Calgari, Guillemo I que después de tomar el castillo, tomó por las malas a la mujer del Señor del castillo de Burgos, la catalana Prunisinda que murió a consecuencia de la violencia.
Posteriormente, el castillo fue la residencia de Adelasia de Torres, una señora con una vida de lo más interesante. Parece que Adelasia se casó en pompa magna con Ubaldo Visconti, heredero de media isla y de origen pisano. El Papa Honorio III que era enemigo acérrimo de Pisa envió a un prelado para deshacer el matrimonio pero la cosa le salió mal y se tuvo que conformar. Mientras tanto Adelasia heredó títulos y posesiones de su hermano Barisone III de Torres y de su marido Ubaldo Visconti. En 1233 Adelasia se encuentra viuda, cuarentona, riquísima y sin hijos. ¿Qué hacer? Casarse con un mozo de 18 años, guapetón y riquísimo: Enzo de Hohenstaufen, hijo bastardo del emperador del Sacro Imperio, Federico II que les convirtió en reyes de Cerdeña.
El matrimonio, como era de esperar ni duró mucho ni tuvo descendencia. A Enzo le hicieron prisionero en Boloña y ella se retiró al castillo de Burgos hasta su muerte.
Después de esto, el castillo pasó de los genoveses a los aragoneses que, finalmente, lo abandonaron.
Como todo castillo que se precie, el Castillo de Burgos también tiene sus misterios y leyendas. La más importante habla de que entre sus piedras estaría escondido un magnifico tesoro de valor incalculable. Este tesoro estaría protegido por “Sas muscas magheddas”, moscas venenosas que atacarían al que descubriese el tesoro, a los campos y a los animales.
La otra leyenda habla del fantasma de un caballero medieval, Don Blas de Aragón, guardián del tesoro con poderes terribles, prácticamente un demonio, capaz de incinerar a quien se atreviese a acercarse. Se cuenta que en una ocasión un párroco del pueblo y su sacristán fueron a buscar el tesoro y quedaron achicharrados.
Actualmente de esta antigua fortificación quedan las murallas y la torre de homenaje alta unos dieciséis metros y de planta cuadrada. En el patio hay una entrada a un subterráneo con una bóveda que era la cisterna del castillo.
Vale la pena visitar Burgos, con sus callejuelas estrechas y empinadas que denuncian sus orígenes medievales. En el centro histórico hay una antigua casona sede el Museo de los Castillos de Cerdeña en donde es posible ver, además de los castillos más importantes de la isla, ejemplos de la vida campesina.
Cómo son los sardos
El estereotipo del nativo de Cerdeña es el de personas menudas, fibrosas y con mala leche. Yo personalmente he conocido a bastantes sardos y puedo decir que me han parecido personas encantadoras. (¡Claro! Que me he criado en Burgos (España) e igual la mala leche no me hace efecto.)
En Cerdeña tienen un dialecto propio que comparte muchos vocablos con el catalán. Su peculiaridad más llamativa es que si bien en italiano los apellidos terminan en un 90% en “i”, si encontramos a un italiano cuyo apellido acabe en “u”, podemos tener la certeza de que es de origen sardo, como Pirastru, Spanu o Nieddu y es que el plural, en su dialecto, se hace con la “U” y no con la “i” como en italiano.

Hasta los años 90 del siglo pasado tenía algo de actividad una organización medio mafiosa medio terrorista independentista que se llamaba la “Anónima Sarda” y que estaba especializada en secuestros. Parece que en el 2004 intentaron secuestrar a Berlusconi pero no lo consiguieron. Los cuerpos de seguridad del Estado Italiano arrestaron, en aquella ocasión, a diez personas. Actualmente no están operativos, que se sepa.

lunes, 12 de mayo de 2014

La Elba de Napoleón


En una pequeña isla del archipiélago toscano Napoleón pasó casi un año “recluido” conspirando y esperando una vuelta al poder que, al final, duraría solo cien días señalando su final definitivo.

En la isla de Elba, Napoleón tenía dos casas: la Villa dei Mulini en Portoferraio. y la de San Martino, ambas han sido cuidadosamente restauradas pero hay que decir que los objetos que las adornan son de la época napoleónica pero no pertenecieron necesariamente a Napoleón.
Yo os voy a hablar de la casa de San Martino ya que posee un encanto especial.
Un día que Napoleón iba a caballo descubrió la villa y seguramente pensó que el sitio le venía bien para reunirse de forma más discreta con sus conjurados ya que la casa está en medio del campo.
Como le habían cortado la cuenta, Napoleón le pidió la pasta a su hermana Paolina que en ese momento estaba casada con el príncipe Borghese. Parece ser que Paolina posó en esta misma villa para Canova y su famosa “Venus Borghese” cosa que repateó al casposo de su marido.
Paulina tenía fama de libertina, se dice que Elba fue escenario de muchas fiestecitas subidas de tono. Yo no creo que fuese para tanto, aunque solo fuese porque a acompañar en el exilio a su hermano, además de Paolina y de su otra hermana, Elisa, Princesa de Lucca y Piombino estaba su madre Maria Leticia Ramolino, una mujer de armas tomar.
Napoleón ordenó unas obras de lo más lujoso implicando grandes arquitectos toscanos, adecentando jardines y canales pero no pasó mucho tiempo en ella. Si os acordáis del “Conde de Montecristo” de Alejandro Dumas, sabréis que la historia precisamente empieza porque Edmundo Dantés fue a entregar unos documentos a Napoleón en la Isla de Elba. A mí me gusta imaginar que dicho encuentro tuvo lugar en esta villa, lejos de miradas indiscretas. ¡Al fin y al cabo la isla de Montcristo esta a cuatro brazadas de la Isla de Elba!.
Con la caída de Napoleón, la villa quedó en propiedad de Paulina, pero ella siempre tuvo problemas para usarla ya que a árbol caído todos se apuntan a hacer leña.
A la muerte de Paolina, la casa la heredó su hermano Jerónimo Bonaparte, rey de Vestfalia, que a su vez la dejó a su hija Matilde en 1851. Para entonces la casa estaba completamente abandonada y en muy mal estado pero el marido de Matilde, el príncipe florentino, Anatolio Demidoff que estaba super forrado se propuso recuperarla.
La riqueza de los Demidoff provenía de la fabricación de armas y municiones y podemos imaginar que en una época de grandes colonizaciones, la clientela no le faltaba.
Demidoff era de origen ruso y concebía el matrimonio a su manera. Es decir, no tenía intención de renunciar a la amante, una tal Valentine de Sainte-Aldegonde, así que Matilde ni corta ni perezosa cogió las joyas de su dote, sin “acordarse” de que las había pagado Demidoff a su padre, ya que Jerónimo no tenía un real, y se largó a París en donde montó un salón literario con su amante el conde Émilien de Nieuwerkerke.
A Demidoff no le hizo mucha gracia y la cosa terminó en un tribunal ruso. El Zar Nicolás I autorizó la separación y además obligó al príncipe a pasar a la “pobre” Matilde 200.000 francos al año. Ni que decir tiene que el Demidoff se quedó sin las joyas.
No obstante estas peripecias, el príncipe encargó al arquitecto florentino, Nicola Matas, la construcción de un museo Napoleónico con su preciosa colección de objetos. A la muerte de Demidoff la villa quedó otra vez abandonada hasta que pasó a propiedad del estado en 1930.

Durante la II Guerra mundial los alemanes lo utilizaron como sede del mando. Al terminar la contienda el Estado italiano se preocupó de realizar una espléndida restauración completándola con muebles y objetos de la época napoleónica que son los que podemos ahora admirar.

lunes, 28 de abril de 2014

Las Termas de Saturnia

Todos sabemos la afición de los romanos a las termas y a los baños en aguas medicinales, en la alta Maremma (marisma) toscana hay un lugar encantado que merece la pena visitar y… darse un buen baño. Estoy hablando de las termas de Saturnia. Como cualquier sitio digno de interés, la historia de Saturnia se remonta a los dioses, (nada más y nada menos) de hecho parece que Saturno, que estaba hasta el gorro de que los hombres estuviesen todo el día de gresca, arrojó un rayo sobre la tierra. Este rayo no tenía muy mala leche ya que fue a crear un cráter del que surgió agua sulfurosa para ver si los hombres se calmaban. ¡Efectivamente! ese agua tiene propiedades mágicas que hacen que el que se entra en ellas salga más sabio y más alegre.
 Sabio, no sé si se sale, pero os garantizo que sales de lo más relajado y con la piel como la seda, pero como nada es perfecto, también sales con un cierto olorcillo a azufre. La temperatura es de 37º sea en invierno que en verano y fluye a unos 800 litros por segundo. ¡Vamos! es una auténtica pasada y también de lo más romántico, como lo refleja Niccolò Ammaniti en su espléndida novela “Ti prendo e ti porto via” (Te llevaré conmigo) en dónde los protagonistas van a darse un romántico revolcón en las termas de noche y la cosa acaba de lo más patético.
Volviendo a la historia de estas termas, la leyenda cuenta que Saturnia era una de las más grandes ciudades italianas, no hay documentación que lo confirme, lo que sí que se sabe con certeza es que ya existía en la época de los etruscos y que en aquellos tiempos se llamaba Aurinia, serían los romanos los que le cambiarían el nombre.
No vamos a encontrar grandes restos de su presunto gran pasado excepto alguna sección de las murallas que son del S. IV a.C, la puerta romana y cerca de la iglesia, hay un pequeño estanque cuadrado construido en época romana para uso termal.
En la Edad Media esta zona vivió las luchas entre Orbieto y Siena. Los esfuerzos se concentraron en las fortificaciones defensivas así que las termas y su manutención quedaron completamente abandonadas hasta que en 1828 el duque Leopoldo II de Medici, que estaba llevando a cabo grandes trabajos de rehabilitación de toda la marisma toscana, financió las obras de drenaje que facilitó la repoblación de esta zona de la Toscana. 
Hoy puedes ir al lujoso SPA y pagar o darte un baño el la zona pública que es la que sale en las fotos y que es gratis. 
El suelo, por la erosión, está compuesto por una infinidad de piedrecitas prácticamente esféricas, así que unas cangrejeras son de agradecer, aunque la mayoría vamos descalzos y no es para tanto.
Los fines de semana está a tope pero entre semana o en temporada baja están bastante despejadas 

http://www.termedisaturnia.it/file/data/saturnia-cartina.pdf

martes, 1 de abril de 2014

San Galgano: la espada en la roca

Un día del Siglo XII, en la provincia de Siena, en el corazón de la Toscana, un caballero medieval con su armadura y demás parafernalia llamado Galgano Guidotti se hartó de tanta batalla y hundió su espada en la roca jurando no volver a levantar la mano contra nadie y se puso a vivir en plan ermitaño. De esta acción tan personal nacieron dos cosas: una impresionante abadía (el hombre debía de tener don de gentes porque en seguida tuvo seguidores) y la leyenda de la espada en la roca.
 Para entender esta decisión tendremos que viajar a la Edad Media.

AD 1.115 Matilde di Canossa muere de gota.  Esta mujer extraordinaria que había puesto de rodillas al emperador Enrique IV,  era dueña prácticamente toda la Toscana hasta el Adriático, dejó todas sus posesiones al Estado Pontificio con el consecuente revote del Emperador que impugnó el testamento dando comienzo a unos 100 años de guerras, año arriba, año abajo. 
Matilde era de la misma pasta que Leonor de Aquitania, esa les hacía la guerra a sus maridos, dentro y fuera de la alcoba,  (el primero era rey de Francia y el segundo de Inglaterra) para imponer su voluntad e intereses. La de Canossa con seis años vio morir a su padre envenenado,  sus dos hermanos morían en “extrañas circunstancias” al poco tiempo.
Fotos Daniela Regoli
Su seguridad dependía de su capacidad en mantener a todos a raya, por el norte la codicia del Sacro Imperio y al sur las ambiciones del Papa. Con tanto trajín no es de extrañar que muriese sin descendencia. Eso, y el hecho de que su primer marido era jorobado y además le llamaban “el Barbudo” ¡Vamos!!El sueño de toda mujer!.
Consecuencia de todas estas vicisitudes, los territorios toscanos se enzarzaron en unas luchas sin fin en las que participó nuestro Galgano, natural de Chiusino, que vinculado a Volterra, luchaba contra Siena y perdió.

La leyenda narra que San Galgano pertenecía a una familia rica y que dejando todo lujo plantó la espada en la roca y marchó de peregrinaje. En su ausencia tres ladrones intentaron robarla, la rompieron sin conseguir sacarla, atrayendo el castigo divino. Uno murió al instante, otro se ahogó y al tercero le atacó un lobo que le cortó las manos (en la ermita, en una vitrina, se pueden ver lo que queda de estas manos) pero se salvó en el último minuto porque se arrepintió y pidió perdón. La espada se reconstruyó y permaneció unida a la roca hasta nuestros días.
Una curiosidad, la famosa espada de Excalibur que aparece por primera vez en la obra de Robert de Baron es posterior a la historia de nuestro caballero de Chiusino, además, no deja de ser curiosa la similitud entre los nombres de Galgano y Sir Gawain, el famoso caballero de la mesa redonda. Probablemente fue la historia de San Galgano que inspiró, en parte, estas leyendas inglesas. Otra similitud es la  forma de la ermita en la que se encuentra estas reliquias, la Rotonda di Montesiepi, un diseño nada común para un templo, que recuerda ideológicamente a la famosa mesa redonda del Rey Arturo.
La monumental abadía, de estilo cisterciense, uno de los primeros ejemplos del gótico en toscana, empezó a construirse en el 1218, se completó en 1288. Tras una época de gran esplendor, la peste y las carestías del siglo XIV dieron inicio a un progresivo abandono. 

El techo y el campanario se cayeron en el SXVIII. Desde entonces estas ruinas son como una inmensa ventana de piedra que nos deja ver el espléndido cielo estrellado toscano.
Actualmente, en verano, estas ruinas son el magnífico escenario de conciertos, óperas y otros eventos culturales.  Yo he tenido la suerte de ver una Carmina Burana y os aseguro que es una experiencia maravillosa.